Musicoterapia: La utilización de actividades musicales en el campo de la Psiquiatría

Tan profundo es el efecto de la música sobre las      emociones humanas y tan impresionantes los aparentes cambios que algunas      veces produce en la personalidad, que uno no se sorprende al encontrar en      la historia de la psicología y de la psicoterapia una cantidad      considerable de estudios referentes al uso de la música en psiquiatría.      Probablemente los primeros intentos se llevaron a cabo en el "Walter      Reed Hospital" durante la Segunda Guerra Mundial debido al gran      numero de pacientes que necesitaban tratamiento psiquiátrico.      Afortunadamente, las primeras investigaciones con sentido pragmático      fueron desarrolladas por un equipo permanente, organizado por una de sus      participantes, Miss Papere, quien creó la "Music Research Foundation"      (Catell y Saunders, 1954)


      La utilización clínica de la Musicoterapia en el entorno psiquiátrico      varía tanto como los propios pacientes. Los síntomas pueden ir desde el      aislamiento social a la agresión, desde la euforia a la depresión.      Algunos pacientes pueden tener una orientación a la realidad pobre; otros      pueden ser totalmente conscientes de sus circunstancias actuales. Algunos      trastornos duran poco, otros recurren intermitentemente y otros tienden a      ser crónicos.

 Además, los trastornos emocionales pueden      variar enormemente, con algunos problemas que aparecen primero en la      infancia; otros tienden a surgir principalmente en la edad adulta. Dada      esta variedad entre los pacientes, ¿cómo selecciona un      musicoterapeuta las intervenciones que son apropiadas para los diferentes      tratamientos?


      En parte, el hecho de que la música se puede utilizar en una gran      variedad de programas de tratamiento se debe a su flexibilidad como      arte. La música puede ser significativa en diferentes edades y puede      tener numerosas funciones en la sociedad (Davis, Gfeller y Thaut 2000,      pp.109-110).


      Merriam ha nombrado las diez siguientes funciones de la música:

 (1) respuesta física, (2) comunicación,        (3) expresión emocional, (4) representación simbólica, (5) refuerzo        de conformidad a las normas sociales, (6) validación de instituciones        sociales y rituales religiosos, (7) contribución a la continuidad y        estabilidad de la cultura, (8) contribución a la integración de la        sociedad, (9) placer estético, y (10) entretenimiento (Davis, Gfeller y        Thaut 2000, pp.58).


      Estructuralmente la música varía muchísimo en estilo y complejidad.      Consideremos la diferencia entre una canción de cuna, una canción      popular y la Sinfonía Nº5 de Beethoven. Casi todas las personas pueden      encontrar un tipo de música que les resulte agradable e interesante. Esta      gran variedad en estilo y complejidad contribuye a que la música      sea tan accesible.

 Además la gente puede participar en actividades      musicales de muchas maneras diferentes. Se puede escuchar y responder      a la música con pensamientos y sentimientos, componer música,      interpretar música y moverse con la música (Unkefer, 1990). La música      se puede sostener a sí misma como arte, o se puede combinar con palabras,      con artes plásticas, danza o drama. La música puede ser parte de una      experiencia muy emocional o estética, un catalizador para el placer y el      entretenimiento, o un estímulo para inducir a la relajación. Pensemos      sobre las muchas maneras en que la gente participa en actividades      musicales en la vida diaria. Se puede disfrutar de ella pasivamente a      través de escuchar o a través de la participación activa. La música      puede ser disfrutada por gente con poca o ninguna educación musical.

 Se puede disfrutar como entidad artística      separada o con letra, con danza o como parte de un estímulo visual (por      ejemplo, la música de fondo de películas). La música se pude disfrutar      privadamente o en grupo. Todas estas características hacen que la música      sea un medio terapéutico flexible a través del cual se puede      promover un crecimiento y un cambio conductual. El apartado siguiente cita      algunas de las maneras en que la música se utiliza como intervención      terapéutica con pacientes con trastornos psiquiátricos (Davis, Gfeller y      Thaut 2000, pp.110).

USOS TERAPÉUTICOS DE LAS ACTIVIDADES MUSICALES      EN EL ENTORNO PSIQUIÁTRICO

No hay fórmulas simples para seleccionar      actividades de musicoterapia. El Musicoterapeuta necesita conocer el      diagnóstico de cada paciente; su nivel de desarrollo, edad, y entorno      cultural; el enfoque filosófico del equipo de tratamiento; el nivel de      funcionamiento; y las necesidades terapéuticas del paciente que recibe      Musicoterapia. A menudo, los participantes en terapia de grupo      representarán una variedad de diagnósticos, niveles de edad, habilidades      funcionales y entornos culturales.

 Esto ofrece un reto interesante para el      terapeuta, el cual debe encontrar maneras de acomodar las necesidades de      cada paciente dentro de una sola sesión. Dadas estas complejidades, los      musicoterapeutas necesitan una preparación en cuanto a interacción      terapéutica básica y también en cuanto a los usos específicos de la      música, a fin de poder atender lo mejor posible las necesidades de estas      personas (Davis, Gfeller y Thaut 2000, pp.118)

A continuación se exponen diferentes usos      terapéuticos de las actividades musicales en el entorno psiquiátrico:

1. Escuchar y Responder a la música:
        Algunas veces la gente describe que la música suena como un sentimiento        determinado. Por ejemplo, alguien puede describir la música como        triste, o quizás alegre. Alguna música puede hacer pensar en algo        concreto. Por ejemplo, una canción nos puede recordar algo que pasó        anteriormente (Davis, Gfeller y Thaut 2000, pp.110).
        Ya que la música es un lenguaje emocional que evoca pensamientos y        sentimientos, puede ser un medio muy potente para ayudar a los pacientes        a ser más conscientes de sus pensamientos y sentimientos, o para        promover una conversación o una interacción social (Unkefer 1990)
        En los seres humanos las sensaciones auditivas son capaces de facilitar        la evocación de memorias y estados emocionales complejos. Las personas        se afectan básicamente por sus sensaciones pero también por sus        recuerdos y por lo que anticipan (Poveda 2000, pp. 83)
        Los sonidos musicales obedecen a un mundo simbólico infinito, ya que        podemos utilizar la música para evocar objetos, sueños, conflictos y/o        deseos (Martín Herrero 1997, pp.228)


        2. Interpretar y Componer Música:
        Los musicoterapeutas han sido preparados para ayudar incluso a gente con        ninguna educación musical a cantar, tocar instrumentos o componer        música. El acto de interpretar música puede incluir la improvisación,        donde los miembros del grupo inventan música e interaccionan entre        ellos. En otros casos, el interpretar música consistirá en tocar        composiciones ya existentes. A veces, el interpretar música va a        consistir en que un individuo o grupo de pacientes construyan una        composición nueva (Fichen 1976).
         Técnicas adaptadas de enseñanza y composiciones musicales        especialmente arregladas pueden facilitar la participación de gente con        una gran variedad de habilidades y niveles funcionales.
        El hacer música incluye tanto actividades musicales orientadas al        proceso como al producto. Orientadas al proceso significa que las        conductas e interacciones que ocurren mientras se hace música son el        foco principal de la terapia (Unkefer 1990).
         Frecuentemente, los pacientes van a demostrar la misma clase de        conductas (tanto funcionales como disfuncionales) que exhiben en otras        áreas de su vida. Por ejemplo, durante la sesión de un grupo en el que        se canta, un paciente tímido y retraído puede tener mucha dificultad        en tomar la iniciativa de escoger su canción favorita. Por otra parte,        un paciente que está en un episodio maníaco puede ser expansivo y        dominar al grupo. Dentro de la actividad musical, el terapeuta anima a        cada paciente a probar conductas más sanas y funcionales, y pone        límites a las conductas disfuncionales. Una interacción sana y        promover conductas estructuradas son los objetivos predominantes en este        tipo de actividad.
        Las actividades orientadas al producto se centran principalmente en la        creación de un producto final, como completar una composición musical        o interpretar una canción que se acaba de aprender (Unkefer 1990). Dado        que muchos pacientes tienen problemas de autoestima, el sentimiento de        haber realizado algo y la mejora de la autoestima que acompaña a este        tipo de actividad son los objetivos terapéuticos deseados (Davis,        Gfeller y Thaut 2000, pp.111-112)

3. Música y Movimiento:
        La música y danza o movimiento han ido muy unidos a través de la        historia. El movimiento puede ser un medio muy potente para la        expresión personal o para realzar la autoconciencia. Además, otro tipo        de danzas sociales más estructuradas se pueden utilizar para        promocionar interacción social y la participación.
         Algunas veces, se puede utilizar la música para el ejercicio        físico, como son las clases de aeróbic. La música actúa como        estímulo del movimiento ya sea en una actividad de apoyo como es la        danza folclórica, o una actividad orientada al insight como es el        movimiento expresivo (Unkefer 1990)
        Cuando los sonidos se utilizan en programas de educación psicomotriz,        los sonidos graves facilitan el bloqueo del cuerpo mientras que los        sonidos agudos resultan movilizadotes (Poveda 2000, pp.83)
        Son muy importantes las percusiones corporales para estos pacientes ya        que les hacen conscientes de su propio ritmo y del de los demás. La        independencia gestual es imprescindible en la vida diaria y en el        desarrollo de las funciones del lenguaje. La libre utilización del        lenguaje gestual origina el desarrollo de un modo no verbal, facilita el        desbloqueo motor, la comunicación, el diálogo y el contacto con el        mundo exterior (Verdeau y Guiraud pp.8).

4. Música Combinada con Otras Artes Expresivas:
        La música se puede combinar no sólo con danza y movimiento, sino        también con artes plásticas y escritas. El estímulo musical puede        actuar como catalizador para la expresión de pensamientos y        sentimientos en un medio artístico o literario. Por ejemplo, en terapia        de grupo los pacientes pueden cooperar para dibujar un cuadro y escribir        un poema que refleje la música que se escucha en una grabación de la        pieza de Debussy "Una tarde de un Fauno". Esta actividad tiene        al menos dos objetivos terapéuticos.
         Uno es animar a los individuos del grupo a expresarse a través de        un medio artístico. Otro es potenciar la cooperación de los miembros        de un grupo a la solución de problemas y a la resolución de sus        diferencias personales, a fin de crear un producto final.
         Las cualidades de la música, ya sea rítmica y viva, o quieta y        contemplativa, ayudarán a generar ideas y estructurar el arte plástico        y literario (Plach 1980; Unkefer 1990).
        También puede resultar muy interesante construir instrumentos musicales        con objetos cotidianos y posteriormente hacerlos sonar en grupo.

5. Música para Recreación y Diversión:
        Las actividades musicales pueden ofrecer tanto a la persona sana como a        un grupo el foco para el placer personal. Estas personas pueden        necesitar habilidades de tiempo libre para llenar sus horas vacías.        Tocar música con amigos es un ejemplo perfecto. Aprender a tocar la        guitarra o el piano puede ser una manera muy divertida de pasar el        tiempo. Jugar a "Adivinar esta canción" o al "Bingo        Musical" pueden ser actividades para pasárselo bien (Davis,        Gfeller y Thaut 2000, pp.112-113)

6. Música y Relajación:
        En las sesiones de Musicoterapia se puede utilizar la música para        inducir la relajación, ofreciendo unas técnicas estructuradas guiadas        para inducir un estado de relajación física y mental. Por ejemplo, la        música se puede introducir conjuntamente con varios tipos de programas        de relajación muscular (Hanser 1985). Con suficiente preparación,        incluso el sonido de una pieza musical específica se ha utilizado de        manera consistente en los ejercicios de relajación para evocar una        respuesta de relajación. La música también se puede usar para evocar        imágenes en un proceso llamado imaginación musical. Por ejemplo el        musicoterapeuta puede escoger una pieza instrumental que recuerde a los        que escuchan acontecimientos etéreos de la tranquilidad de un bosque.        Estas imágenes pueden ayudar al paciente a reducir la tensión y a        centrarse en pensamientos y sentimientos positivos (Scartelli 1989). A        un nivel más superficial, escuchar una pieza favorita relajante puede        distraer temporalmente al paciente de toda una serie de pensamientos y        sentimientos ansiosos (David, Gfeller y Thaut 2000, pp.113).

La utilización de la música descrita en los      diferentes puntos anteriores no se tendría que interpretar como un      "recetario" de cómo la Musicoterapia se lleva a cabo. Más      bien, ofrece una visión global de cómo la música se puede utilizar como      medio terapéutico. La eficacia de la actividad musical o estímulos      musicales requiere una aplicación y una implementación adecuada. Lo que      puede parecer la mejor actividad puede ser un fracaso si no se utiliza con      el paciente adecuado, o si la actividad no se presenta de manera eficaz.      La implementación exitosa de una actividad requiere la sensibilidad y      conocimiento de un profesional adecuadamente preparado. Además, la      selección de las técnicas de intervención tendría que estar basada en      las necesidades de tratamiento de un paciente o de un grupo, identificadas      a través de la evaluación inicial (Davis, Gfeller y Thaut 2000, pp.113)

En la evaluación inicial de musicoterapia se      recogen datos como canciones significativas en su vida, instrumentos      musicales favoritos, sonidos y músicas que le desagradan, estilos      musicales favoritos, ambiente sonoro en el que creció, edad, cultura en      la que ha vivido, etc.

NIVELES DE TERAPIA DE GRUPO BASADOS EN EL NIVEL      FUNCIONAL DE LOS PACIENTES

Wheeler (1983) ha propuesto tres niveles de      práctica clínica en musicoterapia para tratar las necesidades tan      variadas y divergentes de pacientes psiquiátricos:

1. Musicoterapia de apoyo, orientada a las        actividades:

Estas actividades están estructuradas muy          cuidadosamente por el terapeuta para maximizar la participación de          los pacientes, que pueden variar enormemente en cuanto a nivel          funcional y habilidad musical.
          Hay un número de objetivos terapéuticos que se pueden trabajar a          través de la musicoterapia orientada a la actividad:


            (1) mejorar la interacción social y tomar conciencia de los otros;            (2) mantener la orientación a la realidad, o conciencia del aquí y            ahora; (3) distraerse de las preocupaciones neuróticas u            obsesiones; (4) participar de manera apropiada y exitosa en una            actividad de grupo; (5) controlar las conductas impulsivas; y (6)            utilizar apropiadamente el tiempo de ocio (Unkefer 1990 y Wheeler            1983)

2. Musicoterapia reeducativa, orientada al proceso        y al insight:
        A este nivel, la participación activa es aún más importante, pero hay        un mayor énfasis en la reflexión y en el proceso verbal sobre las        relaciones interpersonales y emociones. Por tanto las actividades están        diseñadas para promover (1) la identificación y expresión de        sentimientos, (2) resolución de problemas, (3) la toma de conciencia de        las propias conductas, y (4) la facilitación de cambios conductuales. (Davis,        Gfeller y Thaut 2000, pp.115)

3. Musicoterapia reconstructiva, de orientación        analítica y de catarsis:
        A este nivel, las actividades musicales se utilizan para destapar,        soltar o resolver conflictos inconscientes (Corey 1996).
        Desde un punto de vista psicológico, se puede destacar la evidencia de        la música como catarsis de emociones no expresadas verbalmente y como        una influencia que puede producir cambios en la personalidad (Betés de        Toro 2000, pp.151)